La RM proporciona una mejor resolución de las estructuras nerviosas que la TC. Esta diferencia es clínicamente más significativa para la visualización de los siguientes:
Nervios craneales
Lesiones del tronco encefálico
Anomalías de la fosa posterior
Médula espinal
Las imágenes de TC de estas regiones a menudo están sesgadas por artefactos de estrías óseas. La RM es especialmente útil para identificar alteraciones espinales (p. ej., tumor, absceso) que comprimen la médula espinal y requieren una intervención de urgencia. Además, la RM es mejor para detectar placas de desmielinización, infarto incipiente, edema cerebral subclínico, contusiones cerebrales, hernia transtentorial incipiente, alteraciones de la unión craneocervical y siringomielia.
La RM está contraindicado si los pacientes
Han tenido un marcapasos o una endoprótesis cardiaca o carotídea durante < 6 semanas
Tener clips ferromagnéticos para aneurismas u otros objetos metálicos que puedan sobrecalentarse o ser desplazados dentro del cuerpo por el campo magnético intenso
La visualización de lesiones inflamatorias, desmielinizantes y neoplásicas puede requerir el refuerzo con agentes de contraste paramagnéticos IV (p. ej., gadolinio). Aunque se cree que el gadolinio es mucho más seguro que los medios de contraste utilizados con la TC, se ha comunicado fibrosis sistémica nefrogénica (dermopatía fibrosante nefrogénica) en pacientes con deterioro de la función renal y acidosis.
Existen varias técnicas de RM; la elección de la técnica depende del tejido, la localización y el trastorno específico que se sospecha:
Las imágenes con difusión permiten la detección rápida y temprana del accidente cerebrovascular isquémico.
Las imágenes con perfusión pueden detectar áreas de hipoperfusión en el accidente cerebrovascular isquémico incipiente, pero no pueden distinguir en forma fiable áreas con oligoemia benigna de aquellas con hipoperfusión nociva que conduce a un infarto.
Las imágenes con tensor de difusión representan una extensión de las imágenes de difusión, pero pueden mostrar los tractos de la sustancia blanca en 3 dimensiones (tractografía) y es posible utilizarlas para controlar la integridad de los tractos del SNC afectados por el envejecimiento y la enfermedad.
La doble inversión-recuperación, que se utiliza en centros de investigación, puede detectar la desmielinización de la sustancia gris mejor que otras técnicas de RM; la desmielinización de la sustancia gris se considera actualmente frecuente en la esclerosis múltiple.
La RM funcional (RMf) muestra las regiones cerebrales que son activadas (se muestra con un flujo aumentado de sangre oxigenada) por una tarea cognitiva o motora específica, pero su uso clínico aún no se ha definido.
La angiorresonancia magnética (ARM) utiliza la RM con un medio de contraste o sin él para mostrar vasos cerebrales y arterias mayores y sus ramas en la cabeza y el cuello. Aunque la ARM no ha reemplazado a la angiografía cerebral, se utiliza cuando esta no puede realizarse (p. ej., cuando el paciente se rehúsa o presenta un riesgo elevado). Como control para el accidente cerebrovascular, la ARM tiende a exagerar la intensidad del estrechamiento arterial y, por lo tanto, habitualmente no omite la enfermedad oclusiva de las grandes arterias.
La venografía por resonancia magnética (VRM) utiliza la RM para mostrar las venas y senos durales principales del cráneo. La VRM evita la necesidad de la angiografía cerebral en el diagnóstico de la trombosis venosa cerebral y es útil para controlar la resolución de los trombos y guiar la duración de la anticoagulación.
La espectroscopia por resonancia magnética puede medir los metabolitos en el encéfalo en forma regional para distinguir los tumores de abscesos o accidentes cerebrovasculares.