- El gen de la ApoE4, ya relacionado con la enfermedad de Alzheimer, se asocia con una mayor dificultad para eliminar mercurio.
- Los principales síntomas de la toxicidad por mercurio resultaron ser: fatiga crónica, depresión y pérdida de memoria..
La apolipoproteína E o ApoE es una proteína que se sintetiza en el cerebro y otros tejidos. Entre sus funciones está la de transportar colesterol o la de reparación neuronal. El gen que codifica esta molécula puede tener 3 variantes que son e2, e3 y e4. Dado que de cada gen hay dos copias o alelos, uno que procede del padre y otro de la madre, existen 6 combinaciones distintas que puede tener un individuo: e3/e3, e2/e2, e2/e3, e4/e4, e3/e4 y e2/e4. La más frecuente es la e3 (aproximadamente 77% de frecuencia), la e2 es la menos frecuente (8%) y la e4 tiene una frecuencia de un 15%, aunque esto puede variar dependiendo del país de que se trate.
La ApoE4 ha sido investigada en los últimos años por su papel en la enfermedad de Alzheimer, ya que está demostrado que los portadores de e3/e4 o de e4/e4 tienen un riesgo mayor de padecerla. Curiosamente, la ApoE4 ha sido estudiada en investigaciones sobre el mercurio, en las que todo parece apuntar que los portadores de un alelo e4 son más propensos a acumular metales pesados, y por lo tanto, a presentar síntomas de daños provocados por el mercurio.
En un estudio realizado por Wocjuk et al. en Nueva Zelanda, se escogieron a personas que presentaban síntomas físicos y mentales no diagnosticados y de causa desconocida. Muchos ya habían sido examinados anteriormente por médicos sin que respondieran favorablemente al tratamiento. Estas personas fueron elegidas porque se sospechaba que sus problemas podían deberse al mercurio, bien de sus amalgamas o de otras fuentes de exposición como el consumo de pescado, rotura de termómetros o bombillas, etc.
Se encontró que existía una correlación entre tener ApoE4 (bien e3/e4 o e4/e4) y la toxicidad crónica por mercurio, la enfermedad de Alzheimer, el trastorno bipolar y la depresión severa.
Otro hallazgo fue que un 32% tenía Síndrome de Fatiga Crónica según criterios médicos, un 88% autoreportaba pérdida de memoria, un 27% sufría de depresión que requería medicación, y un 3% tenía un diagnóstico médico de trastorno bipolar.
Estas personas fueron sometidas a un tratamiento que consistió en primer lugar en que dejaran de estar expuestas al mercurio (quitando amalgamas dentales, no consumiendo pescado, etc). Luego, se les dio DMSA y chlorella durante 3 meses para eliminar el mercurio del cuerpo. Posteriormente repitieron el cuestionario con los síntomas que tenían después del tratamiento. Para que no influyera el efecto placebo en las respuestas, se dejó pasar varios meses o incluso años desde la finalización del tratamiento, mínimo 6 meses.
Los resultados obtenidos fueron que el tratamiento dental y el médico redujeron los síntomas en general de manera significativa, llegando incluso a equipararse con los de personas sanas. En concreto, la mejoría era evidente en el caso de depresión y fatiga crónica, y algo menor en el de pérdida de memoria. En cambio, los pacientes que permanecieron sin tratar no mostraron ningún cambio en la puntuación de los síntomas.
El hallazgo más importante de este estudio es que una alta puntuación en los síntomas no significa una mayor exposición al mercurio, puesto que el grupo diagnosticado con toxicidad crónica por mercurio sólo tenía de media 1.9 amalgamas más que el grupo asintomático. Hay entonces algo más que hace que el mercurio dañe la salud: una incapacidad genética, mediada por el alelo ApoE4, para eliminarlo eficientemente.
Según los investigadores del estudio, los médicos no prestan suficiente atención a la problemática del mercurio en las amalgamas dentales, a pesar de que en 1997 algunos de sus fabricantes ya incluyeron en las fichas de datos de seguridad efectos adversos como temblores, fatiga, dolor de cabeza, irritabilidad, depresión, insomnio, pérdida de memoria, alucinaciones, trastornos psiquiátricos, deterioro mental, bronquitis, insuficiencia renal, dolor en el pecho, palpitaciones, colitis, dermatitis, trastornos de la sangre e infertilidad.