Un reciente estudio elaborado por la Rowan University School of Osteopathic Medicine (RowanSOM) and Rutgers New Jersey Medical School (NJMS) ha relacionado por primera vez los trastornos del espectro autista con con el Bisfenol-AB (BPA), un compuesto químico que se utiliza en la elaboración de un plástico utilizado habitualmente en la fabricación de embalajes de alimentos.
Se ha sospechado durante mucho tiempo acerca de esta relación, pero hasta ahora no se había establecido una relación directa.
El metabolismo del Bisfenol-A (BPA) es diferente en niños autistas
En el estudio se realizaron análisis de orina a 46 niños con algún trastorno del espectro autista y 52 niños sanos, y se pudo comprobar que la forma en la que el BPA se metaboliza era diferente en los niños con autismo. Como muchos otros compuestos químicos, el BPA se disuelve en el agua cuando se une a la glucosa en el hígado, en un proceso conocido como glucuronidación.
La glucuronidación consiste en la transferencia del componente de ácido glucurónico de UDP-ácido glucurónico a un sustrato por cualquiera de los varios tipos de UDP-glucuronosiltransferasa, de modo que las sustancias xenobióticas (drogas, contaminantes, etc.) se vuelven más solubles en agua de lo que era en un principio. Este proceso resulta de vital importancia a la hora de eliminar las toxinas del cuerpo.
En otra fase de la investigación, los doctores participantes realizaron un análisis metabólico de la orina de los niños para observar todas las sustancias químicas presentes en ella. Y es ahí donde se ha podido observar que los niveles de BPA excretados por los niños con trastornos del espectro autista son mucho mayores que los encontrados en niños que no tienen ese problema. El número de correlaciones estadísticamente significativas que tenían unida alguna fracción de BPA resultó ser hasta 15 veces mayor en el los niños con trastorno del espectro autista (TEA) (p <0,001), un resultado que puede ser muy significativo.
Y es que hasta ahora el BPA había estado relacionado con algunos problemas de salud relacionados con el sistema endocrino, pero es la primera vez que se encuentra una relación directa con los trastornos del espectro autista. Un descubrimiento que puede abrir una nueva ventana a la investigación en este campo.
Así, conociendo esta implicación se investigará sobre la conveniencia de reducir la presencia del BPA en niños autistas y mujeres embarazadas.
El estudio que ha dado lugar a estos resultados ha sido financiado por Consejo del Gobernador de Nueva Jersey para las Investigaciones Médicas y Tratamiento del Autismo.