La calidad de las aguas en España

Todos sabemos que el agua es una de las sustancias más importantes para la vida, aunque el ser humano rara vez la valora como se merece. Preferimos pegarnos por otras sustancias naturales como el petróleo o ciertos minerales de los que extraemos elementos químicos de gran importancia estratégica simplemente porque el agua al parecer abunda, cae del cielo o corre formando ríos e inmensos mares. Pero en realidad el agua potable, que es el que necesitamos para vivir, no es tan abundante, ya que de toda la cantidad de agua que hay en el planeta, la mayoría en los océanos y por tanto salada, solo una pequeña porción es apta para el consumo. Ya sea por la existencia de microorganismos dañinos o sustancias tóxicas o poco aconsejables para la salud, por problemas de contaminación natural (que existen) o antropogénica, o simplemente porque no está disponible para nosotros a pesar de existir y ser apta, es muy poco el agua que en realidad podemos consumir. En esta entrada vamos a tratar la calidad de las aguas de la Península Ibérica en su conjunto sin entrar en demasiados aspectos técnicos, aunque sí abordaremos un poco dónde se encuentra la mejor agua del grifo y dónde la peor.

La turbidez del agua es uno de los primeros criterios para saber si un agua es apta para el consumo o no (fuente: desconocida)

LAS AGUAS NATURALES

Nuestro recorrido lo vamos a empezar haciendo un repaso a los tipos de aguas naturales a las que normalmente tenemos acceso. Por un lado tenemos las aguas superficiales, que son las que constituyen los ríos y los arroyos, pero también los lagos, las charcas o incluso los embalses (entre otros), y que cuando se desplazan lo hacen constituyendo la escorrentía superficial y subsuperficial. Por otro lado tenemos las aguas subterráneas, que son las que se encuentran en profundidad ocupando los poros de las rocas y constituyendo los denominados acuíferos (si el agua circula con relativa facilidad), acuitardos (si el agua circula con dificultad) o acuicludos (si el agua que contienen no circula), de manera que cuando se desplazan en los dos primeros casos definen la escorrentía subterránea. Ambos tipos, aguas superficiales y aguas subterráneas, son en realidad aguas meteóricas que forman parte del ciclo hidrológico, ya que recordemos que también existían otros tipos de aguas que no forman parte del ciclo hidrológico: las aguas juveniles (jamás han entrado en el ciclo) y las aguas fósiles (hace mucho tiempo que salieron del ciclo al quedar atrapadas).

El agua que cae en forma de precipitaciones puede tomar tres caminos: ser captada por las plantas, volver a la atmósfera por medio de la evapotranspiración o fluir hasta el río principal de la cuenca, ya sea mediante escorrentía superficial (arroyos y ríos menores), escorrentía hipodérmica o escorrentía subterránea (acuíferos)

Según la legislación española el agua es de todos, por lo que una persona no puede controlar ningún tipo de flujo (el agua de los pozos es también de todos pero esl Estado te da permiso para su uso controlado). Pero no todo agua es igual de buena para una actividad concreta, ya que la calidad del agua varía en función del uso (no es lo mismo que sea agua destinada para consumo humano que para agricultura o para una industria determinada), y según sea este uso existen varios parámetros que hay que tener en cuenta para determinar su calidad. Por ello, y para facilitar el estimar la calidad “bruta” de un agua se ha desarrollado un parámetro con el que podemos hacernos una idea de la calidad global de un agua concreta, el Índice de Calidad General (ICG), que se calcula a partir de una compleja fórmula en la que se valoran 23 parámetros de calidad. Este parámetro clasifica la calidad de las aguas superficiales en excelente (>85), buena (85-75), regular (75-65), deficiente (65-50) y mala (<50). Hay que aclarar que la mayoría del agua del país empleada para consumo humano procede de aguas subterráneas (59’8%) y no de aguas superficiales (39’7% de escorrentía superficial, dominante en las áreas urbanas, y un 0’5 % de agua de origen marino), por lo que son las primeras, que además tienen un tiempo de recarga más lento, las que van a sufrir mucho más la existencia de poblaciones humanas en una región concreta.

En el año 2013 el volumen de agua captada para producción de agua de consumo humano fue de un 39’7% agua superficial, un 59’8% agua de origen subterráneo y un 0’5 % agua marítima (datos del Informe técnico de la calidad del agua de consumo humano en España el año 2013)

CALIDAD DE LAS AGUAS ESPAÑOLAS

Y llegamos a lo que todos estamos esperando. ¿Mi ciudad o mi provincia tiene agua de buena calidad o por el contrario estoy en una zona donde más me vale huir del agua del grifo? Pues bien, primero quiero dejar muy claro que contaminación no significa a la fuerza una mala gestión o un vertido humano, ya que podemos tener agua contaminada de manera natural (recordemos el Drenaje Ácido de La Faja Pirítica Ibérica).

Río Tinto, en Huelva, es uno de los ríos más contaminados de manera natural como resultado del fenómeno del drenaje ácido

En España, los informes de SINAC (Sistema de Información Nacional de Agua de Consumo) de los últimos años han concluido que la calidad del agua del grifo es buena o muy buena, con el 99’3% de los análisis (que representan el 90% del agua consumida por la población) superando satisfactoriamente los límites establecidos por la ley vigente para una serie de parámetros (biológicos, químicos y de radiactividad). En este sentido tenemos el índice de Calidad General (I.C.G.), empleado en España desde los años 80 para determinar la calidad de las aguas superficiales. Este índice se obtiene mediante la combinación de 23 parámetros y otorga valores que van de 0 (agua muy contaminada) a 100 (agua sin contaminar), lo que nos permite agrupar las aguas en cinco categorías de calidad: excelente (100-85), buena (85-75), regular (75-65), deficiente (65-50) y mala (<50). No obstante en esta entrada vamos a centrarnos en los parámetros que controlan la contaminación química, por lo que dejaremos de lado la presencia de microorganismos perjudiciales para la salud.

Gráfico del Índice de Calidad de las Aguas superficiales de las diferentes cuencas de España (fuente: IGN). Como se puede ver, las aguas de las cuencas del norte tienen una calidad excelente (Galicia Costa y Norte I), mientras que las del Mediterráneo y el sur (Guadiana-II, Cataluña y Guadalquivir) son las que presentan con mayor frecuencia aguas de calidad mala o deficiente.

CONTAMINACIÓN QUÍMICA DEL AGUA

La dureza es el principal parámetro químico y se define como la concentración de compuestos minerales (sobretodo sales de magnesio y calcio) que hay en un volumen determinado de agua. Las aguas blandas tienen menos contenido en estas sales y por ello podemos considerarlas “mejores”, ya que las aguas duras conllevan un mayor trabajo por parte de nuestros riñones cuando las bebemos o mayores problemas a la hora de emplearlas para diversos usos cotidianos (las aguas duras tienen mucha cal, que afecta de forma negativa a la vida útil de nuestras lavadoras, por ejemplo). En España las aguas más duras se localizan en el levante y el sur de la península y están muy relacionadas con la propia geología del suelo. De esta manera las áreas graníticas del Macizo Ibérico o las áreas en cuencas terciarias detríticas con pocos carbonatos van a aportar por lo general aguas más blandas que aquellas zonas asentadas sobre carbonatos. En cuanto al ranking de capitales, Ávila, Madrid y Segovia son las tres que tienen las aguas más blandas, mientras que las aguas más duras salen en los grifos de Palma de Mallorca, Alicante, Almería, Ciudad Real, Barcelona y Murcia.

Mapa de la dureza del agua en España (fuente: alteraqua.com). Como se puede ver las aguas más duras se encuentran en la mitad oriental y en Canarias

Otro parámetro químico muy importante que se considera es la presencia de determinadas sustancias tóxicas o peligrosas para la salud, de entre las que destacan los metales pesados, aunque también se miden otras sustancias como son el cianuro, el benceno o el contenido en nitratos y nitritos. Con el nombre de Metales Pesados definimos a un grupo de elementos químicos de alto peso atómico que a pesar de su nombre no necesariamente han de ser metales (en la imagen de abajo están indicados los principales metales pesado, en rojo aquellos que sí son metales y en amarillo los que no lo son). El mercurio, el plomo, el cadmio o el arsénico son algunos ejemplos de estos elementos cuya toxicidad es muy elevada y su ingesta puede traer múltiples enfermedades (hay quien cree que el Imperio Romano cayó por una importante contaminación por plomo de la sociedad, que entre otras cosas causa enfermedades nerviosas y esterilidad).

Tabla periódica indicando los principales elementos que componen los llamados metales pesados, en rojo los que son metales de verdad y en amarillo los que son semimetales (arsénico y selenio)

Dentro de los metales pesados, que trataré en un futuro por su importancia como contaminantes, voy a destacar solo uno por su alta toxicidad y por ser relativamente abundante en la naturaleza. El arsénico está presente en las aguas de la península en concentraciones muy bajas que rara vez llegan a suponer el 10% de la concentración máxima establecida por la ley (el 100% sería el límite legal), aunque en algunas aguas subterráneas con gran oscilación del nivel freático se puede superar, de manera natural, ese máximo en unas 1200 veces. Los minerales principales de arsénico son muy habituales en áreas mineras con sulfuros de metales, lo que hace que sean normal que en estas áreas tengamos las concentración más altas en arsénico (que en España se va a localizar mucho en Andalucía), aunque también se han identificado aguas subterráneas en la Cuenca del Duero y en el Terciario de Madrid con elevadas concentraciones de origen natural. En cualquier caso, una mina no tiene porqué implicar una liberación de arsénico al medio, ya que este puede no estar presente en el área explotada, y aunque lo estuviera, no debemos olvidarnos que la solubilidad de las diferentes formas de arsénico presentes en agua depende fundamentalmente de dos factores químicos (pH y Eh o Potencial Redox), de manera que según las condiciones del agua los minerales de arsénico se disolverán y liberarán arsénico o por el contrario precipitarán y dejaran las aguas libres de arsénico.

CONCLUSIONES GENERALES

El agua de consumo en España es buena, aunque como podemos ver en las dos imágenes siguientes la contaminación de los ríos por el vertido de las aguas residuales de industria y población es un problema alarmante a tener en cuenta para un futuro. Es notoria que aquellas regiones con menos precipitaciones, que corresponde con el levante y sur de la península, tienen una calidad bastante peor de las aguas de sus ríos, por lo general bastante contaminados en prácticamente todo su recorrido (fijaros sino en el color rojo del Guadalquivir por ejemplo). Esto contrasta enormemente con la Cornisa Cantábrica, donde la mayoría de puntos de análisis de aguas han dado valores de calidad buenas o excelentes, quizá porque las mayores precipitaciones de esta zona ayudan a diluir las contaminaciones en caudales mayores.

Estado de la calidad de las aguas de los cursos fluviales principales de España a partir del Índice ed calidad general (fuente: IGN)

Pero más preocupante que la situación de las aguas superficiales sea la situación de las aguas subterráneas. En este caso, y como podemos ver en la imagen de abajo, España es un país que está sobreexplotando de manera alarmante sus recursos hídricos subterráneos. De nuevo las regiones más negativas se localizan en el levante, en Andalucía y en Canarias, y de nuevo la causa de esta distribución puede deberse a las condiciones de precipitaciones, ya que no debemos olvidar que los acuíferos se alimentan también del agua de lluvia y del agua de los ríos, no es agua que está ahí porque sí). También quiero aclarar que en este caso tenemos muchas regiones en blanco debido a que esas regiones carecen de acuíferos, en la mayoría de los casos porque estamos ante materiales ígneos del Macizo Iibérico (por ejemplo en Galicia). Esta sobreexplotación incuestionable tiene un gran impacto de cara al futuro porque no solo conlleva que cada vez tenemos menos agua en el subsuelo, sino que en muchos casos este agua puede sufrir una pérdida de su calidad e incluso a que se contamine de manera natural.

Estado de sobreexplotación de los acuíferos conocidos de España (fuente: IGN)

BIBLIOGRAFÍA

Calidad del agua de consumo humano en España. Informe técnico del año 2011. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

Calidad del agua de consumo humano en España. Informe técnico del año 2013. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

Cama, J; Rovira, M.; Ávila, P.; Pereira, M.R.; Asta, M.P.; Grandia,  F.; Martínez-Lladó, X. y Álvarez-Ayuso, E.: Distribución de arsénico en la región Ibérica.

Libro Blanco del Agua en España. Centro de Publicaciones, Secretaría general Técnica, Ministerio de Medio Ambiente, 2000.

Fuente de este artículo:

La calidad de las aguas en España