El exceso de folatos durante el embarazo aumenta el riesgo de autismo del futuro bebé

Las mujeres en estado de gestación o que tienen pensado quedarse embarazadas deben ingerir cantidades suficientes de folato para asegurar un correcto desarrollo neurológico de sus bebés. No en vano, este folato o vitamina B9, presente en las frutas y vegetales, juega un papel fundamental en el crecimiento celular y previene la aparición de graves malformaciones congénitas. Y lo mismo sucede con su forma artificial, conocida como ‘ácido fólico’, que se encuentra en los suplementos nutricionales.

Sin embargo, y como sucede con casi todo en esta vida, el consumo de estos nutrientes debe ser adecuado, que no excesivo. Y es que como muestra un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad John Hopkins en Baltimore (EE.UU.), el exceso de folato o de ácido fólico durante el embarazo conlleva un aumento del riesgo de que el futuro bebé padezca autismo.

Como explica Margaret Daniele Fallin, co-autora de esta investigación presentada en la Reunión 2016 de la Sociedad Internacional para la Investigación del Autismo (INSAR) que se está celebrando en Baltimore, «la realidad sigue siendo que la adecuada suplementación con ácido fólico tiene un efecto protector. De hecho, hace mucho tiempo que se sabe que la deficiencia de folato durante el embarazo es perjudicial para el desarrollo del bebé. Sin embargo, lo que nos dicen nuestros resultados es que las cantidades excesivas de folatos pueden asimismo causar un daño. Por tanto, debemos identificar cuáles son los niveles óptimos de este importante nutriente».

Cuestión de cantidades
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores analizaron los historiales médicos de 1.931 bebés nacidos entre los años 1998 y 2003 y de sus madres, la gran mayoría de las cuales consumieron suplementos multivitamínicos –con, entre otros nutrientes, ácido fólico y vitamina B12– durante el embarazo. En consecuencia, hasta un 10% de las madres tenía unos niveles excesivos de folatos en sangre –esto es, superiores a 59 nanomoles por litro– tras el parto, porcentaje que en el caso de las mujeres con un exceso de vitamina B12 –es decir, más de 600 picomoles por litro– se estableció en un 6%.

Sin embargo, como reconocen los propios autores, «la verdad es que no sabemos exactamente por qué algunas de estas mujeres tenían niveles tan elevado de estas vitaminas en su sangre. Podría ser que hubieran consumido demasiados alimentos ricos en folatos o demasiados suplementos. O también podría ser que algunas mujeres tengan una predisposición genética a absorber mayores cantidades de folato o a metabolizarlo de forma más lenta, lo que explicaría este exceso. Pero también podría ser una combinación de ambas situaciones».

Sea como fuere, los resultados mostraron que los neonatos de aquellas mujeres cuyos niveles sanguíneos de folatos fueron más de cuatro veces superiores a los considerados adecuados –entre 14,5 y 45,3 nanomoles por litro en el primer trimestre de gestación según la Organización Mundial de la Salud (OMS)– tras el parto tuvieron un riesgo hasta dos veces superior de desarrollar un trastorno del espectro autista (TEA) durante su infancia.Un riesgo, por su parte, que fue hasta tres veces superior en el caso de que las nuevas madres tuvieran unos niveles ‘muy elevados’ de vitamina B12 –la OMS no ha establecido aún cuáles son los niveles ‘adecuados’ para esta vitamina.

La realidad sigue siendo que la adecuada suplementación con ácido fólico tiene un efecto protector
Margaret Fallin
Y llegados a este punto, ¿qué sucedió con los hijos de aquellas madres con niveles elevados tanto de folatos como de vitamina B12 tras el alumbramiento? Pues que en caso de que estos niveles en sangre fueran ‘extremadamente’ elevados, su riesgo de desarrollar autismo se multiplicó hasta 17,6 veces.

Pero, ¿cuánto es ‘excesivo?
Entonces, y dado que tanto su exceso como, sobre todo, su déficit, resultan potencialmente muy peligrosos para el futuro bebé, ¿cuáles son los niveles adecuados de estas vitaminas durante el embarazo? Pues como indican los autores, es necesario realizar más estudios al respecto. Y es que «si bien la creencia general con la mayoría de los suplementos vitamínicos es que su consumo en grandes cantidades no es perjudicial porque el cuerpo eliminará los excesos, parece que no es el caso con el ácido fólico y la vitamina B12».

Como concluye Ramkripa Raghavan, directora de la investigación, «siempre le decimos a las mujeres que se aseguren de tomar folatos desde el comienzo de su embarazo. Y ahora necesitamos saber si debemos hacer una recomendación adicional sobre cuál es la dosis óptima durante la gestación».